Parcial

De la reflexión de los documentos qué saberes sobre la música considera importantes para su proyecto? al nombrarlos, destaque y justifique su importancia como saber necesario para ampliar su campo de investigación.


En primer lugar hay que considerar que el músico por lo general siempre lleva distintas cartas bajo la manga, como sistema de defensa laborar a cualquiera de las inconsistencias que la vida nos depare. La cultura implantada ejerce distitnos getos a los cuales algunos músicos tienen la entrada restringida, y que solo se hace a través de un selecto gremio, que en otros casos no se refiere a su calidad musical, sino como quien dice a su rosca.
Por esta razón, los proyectos varían según las circunstancias y las necesidades inmediatas, y en consecuencia los saberes se convierten en medios de adaptación esporádica. Estos medios insoncistentes se convierten en escudos de sobrevivencia para el día a día de un músico.
Si nos detuvieramos a analizar un poco más, a ser concientes, realistas y sinceros con nuestros ideales y nuestras oportunidades, comprenderiamos que los saberes de la academía se desbordan continuamente de la realidad, y que los saberes no comprenden en ocasiones una corroboración exacta de las necesidades que se viven en la calle. Por esta razón la enseñanza de los elementos de composición, la educación interpretativa de los instrumentistas, la técnica vocal de los cantantes, la función específica de los directores y el manejo de la "orquesta", que la academía nos brinda suele ser en muchas ocasiones una absoluta mentira, si las interpretamos como saberes necesarios para los proyectos de un músico de la "actualidad local".
Las imagénes sonoras que construyeron en nosotros la idealización del arte, se ven violentamente interrumpidas por las estructuras laborales que la sociedad nos ofrece. Es decir, por ejemplo, algunas imágenes sonoras que se compenetraron en mí desde la infancia me otorgaron un referente clarísimo para la composición, desde su instrumentación, la forma interpretativa de los músicos, hasta la orquesta como un medio específico y único de orquestación e intrumentación. Al crecer y conocer el contexto histórico en el que me encontraba, empecé a toparme con elementos musicales de mi actualidad: la tecnología al servicio de las sonoridades, la invención la los timbres, la gama de colores y texturas de los softwares, y un sin número de cualidades que reinventaron el arte de nuestra época. Entonces, como decía Aron Copland, la seguridad que nos brindan los compositores de épocas pasadas, la veneración, adulación y respetabilidad, como seres inalcanzables e íconos supremos, hacen que a pesar del anacronismo, suelan permanecer en el tiempo eternamente como valores referenciales, como lo es el ideal de la perfección divina, el goce de la leyenda etc. Con estas imágenes sonoras no puede peliar ningún músico de esta época que haya pasado por la academía, y es tan fuerte el valor de dichos músicos que nada por más estudio y tecnología los va a poder superar. Entonces si lo miramos desde este punto de vista, cualquier acción humana en la invención de la música contemporánea siempre va a estar por debajo de los íconos supremos.
Entonces, aquellas imágenes sonoras pesan en la conciencia como sermones y cómo ideales inconmensurables, a los cuales todo músico como himno debería obedecer. El problema ciertamente radica cuando al salir en busqueda de las oportunidades que nos ofrece la sociedad, nos topamos con la incongruencia que comprende: los valores que la educación musical en la académica nos vende como supremacía, y aquella otra educación que se aprende en la calle tras la necesidad de sobrevivencia.
El músico lucha diariamente con sus saberes, porque no tiene una plataforma como lo tendrían quizás otras profesiones, las cuales gozan con la congruencia de la educación al servicio de las oportunidades laborales. Sin embargo, esto no es una ley para todos los músicos, algunos de ellos y podría referirme a un porcentaje menor, se complacen en abordar sus saberes al medio en el que se perfilan.